viernes, 4 de noviembre de 2011

Abrazo de oso.


Sin duda, el amor filial no es monopolio del ser humano. Si no, imposible comprender el episodio de inteligencia y cariño osuno, registrado en una finca de una remota zona del noroeste de China, en la que se mantenía en cautiverio a unos osos para filtrar a diario sus vesículas. ¿Para qué? Para extraer bilis, sustancia cotizada, ampliamente utilizada por la medicina tradicional del país oriental. Aunque todos y cada uno de los ejemplares estaban encerrados en pequeñas jaulas (conocidas como “crush cages”), una osa madre que escuchó cómo su cachorro lloraba en plena sesión de extracción, efectuó unas maniobras y logró escaparse. Fue en busca de su hijo y, cuando lo halló, intentó liberarlo, para ayudarlo a escapar de las torturas rutinarias, pero la jaula estaba tan bien asegurada que fue imposible. Para evitarle una vida tan indigna tomó una decisión: pasar una pata y abrazar a su cría, hasta asfixiarla. La mató para que no sufriera y, después, se lanzó contra una pared con tal fuerza que logró suicidarse. En vistas del procedimiento, la reacción no pareciera ser desmedida...
No sólo los osos sufren una perforación en el abdomen, a la altura de la vesícula, por donde se les succiona bilis varios días a la semana: el agujero se mantiene abierto, lo que genera infecciones adicionales, tumores, cánceres, peritonitis. Además, se los obliga a usar un chaleco de metal para evitar que se maten cuando se golpean el estómago intentando suspender el dolor. El horror tiene su pata habilitadora en la medicina... Es que, en China, la bilis se usa para tratar fiebres altas, enfermedades del hígado y dolor de ojos. Sin embargo, muchos médicos denuncian estas prácticas inhumanas y advierten que en lugar de la bilis osuna se pueden usar hierbas más baratas para apaciguar estos males, o productos sintéticos que no involucran tortura animal.

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